Rodrigo de Bastidas
 
Rodrigo de Bastidas, !Navegante!
Andariego del agua y fulminante
carabela ardorosa y peregrina.
 
En Urabá tu nombre se hizo canto,
cuando surgió azulada por encanto
del Darién la montaña repentina.
 
JOSE FRANCO
Panamá Defendida

        Antes de la llegada de CRISTOBAL COLÓN a lo que hoy es Panamá, le correspondió a un notario sevillano, el honor de recorrer por primera vez, tierras istmeñas.

        RODRIGO GALVÁN DE LAS BASTIDAS, natural de Triana en Sevilla, llegó a las costas de Panamá en 1501.  En 1493, había acompañó a COLÓN en su segundo viaje.

        El 5 de junio de 1500, celebró un contrato con la Corona, mediante le cual, se le concedió licencia para descubrir islas o tierras no visitadas por el Almirante de la Mar Océano ni otros navegantes o que pertenecieran a la corona lusitana, a partir de las costas del Cabo de la Vela en Coquibacoa.

        En 1501 zarpó del puerto de Cádiz en dos naves: San Antón y Santa María de Gracia, más un bergantín y un chinchorro. En este viaje, lo acompañó, entre otros, el piloto JUAN DE LA COSA y un oscuro hidalgo llamado VASCO NUÑEZ DE BALBOA.

        Luego de recorrer las costas del litoral venezolano, BASTIDAS descubre el río Magdalena, además de las tierras e islas entre este río y el Golfo de Urabá. Una vez cruzado el mismo, llegó a las costas panameñas (lo que hoy es la Comarca de Kuna Yala), hasta el puerto que él bautizó en su honor, como El Escribano.  No obstante, debido al deterioro de las naves, se ve obligado a dirigirse hacia la Española, en donde estaba la principal base de operaciones de los viajeros españoles.

        Al llegar a las costas de la isla La Española, se produce el naufragio de una de sus naves, de la que logra salvar su carga. En la misma, es acusado por haber negociado ilegalmente con los indígenas. Absuelto de los cargos y una vez pagados los derechos a la Corona, obtiene por parte de los Reyes Católicos, el cobro de una renta anual sobre los rendimientos de la provincia de Urabá que había descubierto.

        De regreso al Nuevo Mundo, fundó la ciudad de Santa Marta (hoy capital del Departamento colombiano de Magdalena). Estuvo a punto de morir en manos de JUAN VILLAFUERTE, su lugarteniente, quien había dirigido una conspiración contra BASTIDAS. Herido en el atentado, intentó regresar a Santo Domingo (La Española). El 28 de julio de 1527, al recalar su buque en Santiago de Cuba, fallece el descubridor del Istmo. Sus restos reposan en la Catedral de Santo Domingo (capital de la República Dominicana), debajo de una losa que sirve de grada al altar.


“A medida que se aproximaban, la tierra se agrandaba, empinábase la serranía hasta esconder sus cimas, en las nubes y las montañas verdes de la orilla se transfiguraban en arboledas altísimas, que festoneaban una laguna inmensa (Aburema) y de azul turquí, tachonada de islitas paradisíacas”.
ABEL LOMBARDO VEGA
Crónica de la Conquista del Istmo

        A fin de buscar las célebres minas de oro, el Almirante regresa a las costas veragüenses. Tras un viaje lleno de vientos adversos y de mar agitado, COLÓN efectuó un cuarto viaje, luego de que VASCO DE GAMA abriera a los portugueses una ruta a la India navegando por África. 

        En compañía de su hermano, el Adelantado BARTOLOME y su hijo FERNANDO, el Almirante zarpa de Cádiz en mayo de 1502, con las naves "La Capitana", "La Gallega", "La Vizcaína" y "Santiago de Palos".  Luego de llegar a varias islas de las Antillas, logró recorrer las costas que van desde el Cabo Gracias a Dios (Honduras) hasta Cariari (Puerto Limón en Costa Rica).

        COLÓN llega a la espaciosa bahía de Caribaró (conocida como Bahía de Almirante) el 6 de octubre de 1502.  Posteriormente arriba a la Laguna Aburemá (Chiriquí) y el 17 de octubre,a las costas de Veraguas.

        En estas tierras, la escuadra logró adquirir piezas de oro por parte de los indígenas. Durante el reconocimiento de las costas vergüenses, a la altura de la Isla del Escudo, el Almirante llegó a la desembocadura del gran río Calovébora, luego hasta el puerto Retrete, (aquel que BASTIDAS llamó Escribano), pasando previamente por la desembocadura del Río Chagres, llamado, Río de los Lagartos. El 2 de noviembre de 1502, llega a una bella bahía, a la que bautizó Portobelo.

        A fin de buscar las célebres minas de oro, el Almirante regresa a las costas veragüenses. Tras un viaje lleno de vientos adversos y de mar agitado, llega a un río conocido por los indígenas como Quiebra, al que se le llama Belén, por haber llegado al mismo el 6 de enero de 1503. El 24 de febrero y con un total de 80 hombres, COLÓN fundó el primer asentamiento continental, a la que llamó Santa María de Belén, la cual estuvo al mando del Adelantado BARTOLOME COLÓN.

        Creada la COLÓNia, se logró la alianza con varias tribus indígenas, entre ellos, la del Cacique QUIBIAN, quien visitó a COLÓN a bordo de una de las naves del Almirante.

        Los invasores españoles entraron en conflicto con los indígenas, por lo que BARTOLOME COLÓN dispuso que se apresara al cacique QUIBIAN con su familia, no obstante, este logra escapar, arrojándose al río desde la canoa donde se encontraba encadenado, por lo que sus captores lo creyeron ahogado.

        QUIBIAN logró sublevar a las demás tribus contra Santa María de Belén, la cual luego de sufrir los certeros ataques de los indígenas, es abandonada y sus habitantes se embarcan en un buque rumbo a España.

        Miembros de la familia del cacique, que se encontraban cautivos en las bodegas de los buques españoles, se lanzan al mar a fin de recobrar su libertad. Algunos fueron detenidos y devueltos a las bóvedas. Al día siguiente, son encontrados ahorcados.

“Assenté pueblo y dí muchas dádivas al Quibian, que assi llaman al señor de la tierra. Y bien sabía que no avía de durar la concordia; ellos muy rústicos y nuestra gente muy inportunos, y me aposesionava en su término. Después que él vido las casas fechas y el tráfago tan vivo, acordó de las quemar y matarnos a todos. Muy al revés salió su propósito: quedó preso él, mujeres y fijos y criados, bien que su prisión duró poco. El Quibian se fuyó a un hombre honrado, a quien se avía entregado con guarda de hombres, e los hijos se fueron a un maestre de navío, a quien se dieron a él a buen grado...”.
 
CRISTOBAL COLÓN
Relación del Cuarto Viaje


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